jueves, 22 de mayo de 2008

Espulgando los frijoles.


Si, asi es. Nunca espulgo bien los frijoles y siempre me salen piedritas. A veces creo que ya están perfectamente limpios y ¡zaz! termino con un diente roto. Por la mera integridad de mi dentadura he tomado esta decisión, que se basa en simple experimentación.
A veces uno se empeña en comer frijoles, cuando quizas no es lo que uno necesita. Quizás con verlos desde el estante era más que suficiente, asi que ya no pienso insistir, prefiero estar en paz. ¿Para que gastar tanta energía espulgue y espulgue si parece que al final resulta imposible dejarlos limpios?
Nunca voy a entender algunas cosas, pero sinceramente ya no me importa. A veces creo que me tomo todo demasiado en serio, y si hasta el momento no me ha traido ningún beneficio dudo que mágicamente todo vaya a cambiar, así que prefiero reclinar mi asiento, subir los pies al tablero y disfrutar del viaje. ¿Para qué sufrir y patalear si las cosas de todas maneras pasarán? ¿Por qué no darse uno mismo la oportunidad de estar en paz? Simplicidad, eso es todo lo que quiero, pero creo que no logro formular bien el enunciado y creo que mi subconsciente aun no entiende a que me refiero.
En fin, sólo es cuestión de seguir espulgando y tomar el proceso con calma, quizas con un poco de música de fondo. Quien quita y la constancia nos traiga algún día un buen plato de frijoles, limpiecitos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Orale... es una metáfora, ¿verdad?

Por "casualidad" llegué aquí, leí un par de escritos y parece que más tarde dedicaré tiempo a leer los demás.

Un saludo desde la capital mexica.

Marty.

Fantasma

Cerró la ventana y apagó todas las luces. Se sentó al centro del tapete, justo en medio de la sala. Tomó una vela aromática que había dejado...