domingo, 16 de mayo de 2010

But I believe in peace...BITCH!!!

Todos en algún momento hemos conocido a una bitch en la oficina. La mujercilla que se sienta a calentar una silla y meter cizaña al por mayor, mientras te habla con diminutivos con una voz por demás dulzona e irritante. En general uno trata de tomar la vida de oficina a la ligera, de reir por aquí y por allá y matarle un poco los tonos grises al cubículo si es que uno tiene que rondar por ahí.

Sin embargo, hace unos días tuve que frenar mi incontenible deseo de agarrar a alguien de los cabellos y arrastrarle hasta las escaleras, donde obviamente, le aventaría cual costal de papas, para finalmente terminar dándole unas cachetadas (respiro profundamente....inhalo, exhalo, inhalo, exhalo...) Recordé entonces una de mis canciones favoritas, una de la señorita Amos, y sus sabias palabras resonaron en mi cabeza 'but I believe in peace...I believe in peace BITCH!!'. Fue entonces cuando sonreí y preferí pasar de la ira desmesurada a la indiferencia profunda.

De vez en cuando uno se topa con este tipo de seres indefinidos entre su edad mental y física, acomodados en el trabajo menos demandante que logran encontrar, entrenados para lamer traseros y zapatos a diestra y siniestra, listos para regar veneno a la menor provocación y además con look inofensivo. Cuando eso sucede lo mejor es darle la vuelta y evitarle a toda costa. Tarde o temprano las máscaras caen y la incompetencia te deja desempleado.

Fantasma

Cerró la ventana y apagó todas las luces. Se sentó al centro del tapete, justo en medio de la sala. Tomó una vela aromática que había dejado...