miércoles, 29 de enero de 2020

Corazón de fénix

Siempre he pensado que el corazón es como un ave fénix. No es que se te rompa y luego vuelva a sanar, yo he sentido como es totalmente destrozado, como estalla en llamas y se vuelve cenizas. Después, por un tiempo te dedicas a quitar el polvo, a tratar de dejar el espacio limpio. Quedas totalmente anestesiado por un tiempo, creyendo que puedes sentir algo, pero al poco tiempo vuelves a sentir el hueco. Porque hay cosas a las que uno no sobrevive, no vuelves a ser nunca jamás la misma persona. Hay cosas que hacen el corazón añicos, tan diminutos que resulta imposible de reparar.

Sin darte cuenta, un día renace. Vuelve a latir, vuelves a sentir. Pero ya nunca vuelve a ser igual, ahora sientes cosas nuevas. El corazón renace de las cenizas si eres lo suficientemente paciente, si sigues caminando como el hombre o la mujer de hojalata por el camino amarillo. Vas encontrando personas y experiencias que plantan una pequeña semilla entre el polvo de tu viejo corazón. Con suficiente agua y tiempo germina otra vez.

Hoy venía pensando esto mientras manejaba por la ciudad y recordaba todos esos viejos corazones que tuve alguna vez. Reconocí que el corazón que tengo ahora no canta las mismas canciones, ni le gustan los mismos colores. No se volvió más duro ni más blando. Recuerdo el día que renació, fue en una cena de Thanksgiving con música de los Foo Fighters de fondo, y desde ese octubre de 2013 vive contento como un cascabel. Ha crecido mucho, ha aprendido a vivir y a amar como nunca antes supo hacerlo. Por eso creo que el corazón es como el ave fénix.


Fantasma

Cerró la ventana y apagó todas las luces. Se sentó al centro del tapete, justo en medio de la sala. Tomó una vela aromática que había dejado...