domingo, 22 de noviembre de 2009

Que Dios te libre del trabajo y las desmañadas



Esta es la historia de un perezoso crónico que un día levanta su gran trasero de la cama para "trabajar" un poco. Después se queja por todos lados sobre lo cansado que se encuentra, sobre lo difícil que es ponerse las jodas que se pone (cada mil años) y espera que uno le aplauda y le apapache como si fuera un verdadero logro levantar la cabeza del estiércol de vez en cuando.

Se atreve a ponerse en un altar de diligencia y trabajo duro. Intenta provocar la lástima del que sigue trabajando un domingo a las 12 de la noche (cosa totalmente ordinaria y no lo digo por experiencia, ¿como cree?)

Dios nos libre de los lastimeros quejidos que dejará escapar si un día la injusta vida le obliga a levantarse antes de las 6 de la mañana, o peor aún, a unirse a la bola de idiotas que trabajan todos los días, ¡qué cosa tan indigna e inimaginable!

Así, al final de un día pesado se dispone a volver a echarse en su chiquero, mientras arrastra los pies y sigue quejándose.

Gracias a dios que no tengo armas.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola! estoy curioseando por tu blog, me ha gustado bastante ;) seguiré pasando para ver cuando escribes algo nuevo.

Saludos.

Magdalena Tiburcio dijo...

Que gusto me da tener al fin un lector, jejeje.
Lo espero pronto entonces.

Saludos y ¡feliz 2010!

Fantasma

Cerró la ventana y apagó todas las luces. Se sentó al centro del tapete, justo en medio de la sala. Tomó una vela aromática que había dejado...