viernes, 25 de diciembre de 2020

Explorando el otro lado

 Hace poco veía un documental que hablaba sobre las redes sociales. Entre las muchas cosas que me hizo pensar, está un tema en particular: el algoritmo de Facebook hace que encontremos información que refuerza o está de acuerdo con lo que pensamos. Y eso, nos da una falsa impresión de que todo mundo piensa como uno. Con el tiempo pierdes el sentido de la realidad si no tienes la oportunidad de contrastarlo con el mundo fuera de las redes.

Desde que esta información llegó a mis oídos he estado atenta. Y mi primer golpe de realidad fue cuando me mudé a este departamento y la administradora me metió al chat de vecinos. Me sorprendió encontrar tantas opiniones encontradas. Ya que se vuelve sencillo dejar de seguir o eliminar a aquellos que piensan diferente en las redes sociales, de pronto es difícil manejar las emociones que provoca chocar con una idea contraria a lo que uno piensa.

Es importante tener amigos que opinan diferente a uno. Es importante cuestionar todo aquello que uno toma por cierto. Que sano es tener un amigo con una opinión política totalmente encontrada a la propia, o una visión opuesta a nuestras posturas sobre temas importantes. Ayuda a rebotar ideas, a ver con otra luz las propias posturas y en general, a encontrar la amistad y la empatía entre las diferencias. Es fácil ser amigos de los que opinan igual, pero es aún más recomendable aprender a escuchar al otro sin estar preparando un contra argumento. Aprender a exponer una opinión sin la intención de convencer o evangelizar al otro.

Hay que mantener la opinión informada, y cuestionarse a menudo si lo que se cree está bien fundamentado o si nos estamos dejando llevar por alguna idea errónea. Ser lo suficientemente humildes para buscar información que nos ilustre y tener la mente abierta para cambiar de opinión si nos encontramos con que lo que sabíamos era incorrecto.  

 Mi esposo es un hombre de ciencia que siempre está escuchando teorías locas, y que tiene la mente totalmente abierta a cualquier tema. Antes no entendía su afán en escuchar con atención a los terraplenarios o a la comunidad anti vacunas aún cuando sus ideas le parecen absolutamente equivocadas. Vale la pena escuchar a los que piensan diferente sin otro plan que saber qué piensan y por qué lo piensan.

Y usted, ¿qué tan a menudo abre la mente?



jueves, 6 de febrero de 2020

Gente fecal

En los últimos años he escuchado por todas partes el término "personas tóxicas". Hay libros, pláticas, artículos de revista, todo el paquete informativo. Sin embargo, hoy mientras andaba por el mundo, fui inspirada para definir un nuevo tipo de personas: la gente fecal.

Los fecales están cubiertos de mala vibra, chismes y problemas que se generan a sí mismos. Se consideran víctimas perpetuas de las circunstancias. Pero sobre todo, siempre embarran todo lo que tocan. No pueden irse de una relación o un lugar sin antes armar un despelote brutal y dejar embarrados de mugre a todos los que se pueda. También son tremendamente manipuladores, y como buena materia fecal, siempre se adhieren a otros de su misma especie.

Les gusta la mugre, el conflicto, los problemas, la mentira, la doble cara y la hipocresía. Andar rodeado de fecales hace que inevitablemente te vayas recubriendo de lo mismo. El potencial es infinito, ya que la cubierta puede ser desde ligera hasta de varios metros de espesor.

Toda la gente que brilla les molesta. Buscan a como dé lugar darles en la torre a todos los que estén cerca. El malestar y la infelicidad son tan grandes que tienen el deseo permanente de transmitir sus demonios. A algunos, los que aún no están totalmente cubiertos, les surge de vez en cuando el deseo de lavarse y ser buenas personas, pero al final extrañan la materia que normalmente los recubre y buscan volverse a embarrar.

Hoy me embarraron de su mugre, pero pude limpiarme sin problema. No deja de ser desagradable, al final tienes que acercarte a su inmundicia para quitártela, y esa parte no deja de asquear. Pero sólo se tiene que respirar por la boca un ratito, acomodar todo, y limpiarse con un gran pedazo de congruencia y dignidad. Sé que siempre intentarán volver a dañarme, pero con la práctica vas aprendiendo a evitar sus embates. 

Tenga cuidado con la gente fecal, y no permita que lo embarren de la viscosa y maloliente mierda que les rodea.


miércoles, 29 de enero de 2020

Corazón de fénix

Siempre he pensado que el corazón es como un ave fénix. No es que se te rompa y luego vuelva a sanar, yo he sentido como es totalmente destrozado, como estalla en llamas y se vuelve cenizas. Después, por un tiempo te dedicas a quitar el polvo, a tratar de dejar el espacio limpio. Quedas totalmente anestesiado por un tiempo, creyendo que puedes sentir algo, pero al poco tiempo vuelves a sentir el hueco. Porque hay cosas a las que uno no sobrevive, no vuelves a ser nunca jamás la misma persona. Hay cosas que hacen el corazón añicos, tan diminutos que resulta imposible de reparar.

Sin darte cuenta, un día renace. Vuelve a latir, vuelves a sentir. Pero ya nunca vuelve a ser igual, ahora sientes cosas nuevas. El corazón renace de las cenizas si eres lo suficientemente paciente, si sigues caminando como el hombre o la mujer de hojalata por el camino amarillo. Vas encontrando personas y experiencias que plantan una pequeña semilla entre el polvo de tu viejo corazón. Con suficiente agua y tiempo germina otra vez.

Hoy venía pensando esto mientras manejaba por la ciudad y recordaba todos esos viejos corazones que tuve alguna vez. Reconocí que el corazón que tengo ahora no canta las mismas canciones, ni le gustan los mismos colores. No se volvió más duro ni más blando. Recuerdo el día que renació, fue en una cena de Thanksgiving con música de los Foo Fighters de fondo, y desde ese octubre de 2013 vive contento como un cascabel. Ha crecido mucho, ha aprendido a vivir y a amar como nunca antes supo hacerlo. Por eso creo que el corazón es como el ave fénix.


Fantasma

Cerró la ventana y apagó todas las luces. Se sentó al centro del tapete, justo en medio de la sala. Tomó una vela aromática que había dejado...