
¿Cuál es entonces nuestra fijación con hacer propósitos y toda suerte de rituales mágicos? ¿En verdad creemos que a las 12 de la noche todo va a desvanecerse y nos sentiremos tocados por la varita mágica del hada madrina de Cenicienta? Pues precisamente el problema es ese. Hacemos una lista de 38 propósitos de año nuevo, y cumplirlos todos de un sólo intento es, por lógica, imposible. Si en verdad queremos algo distinto, si en verdad perseguimos la renovación, entonces hay que tener una lista realista. Pocos pero efectivos.
En lo personal, yo disfruto mucho de las celebraciones de año nuevo. Me gusta recapitular, me gusta hacer planes, me gusta sentir que tengo la posibilidad de dirigir mi barquito a nuevas costas inexploradas. Es una necesidad natural de los seres humanos evolucionar, transformar y avanzar.
Ya le iré contando cuales son mis propósitos y si acaso los voy logrado. Para arrancar el año aquí va el propósito número 1: Escribir en mi blog al menos una vez por semana.
Empecemos pues el año y ¡chin chin al que se raje!
Feliz 2010.
No hay comentarios:
Publicar un comentario