sábado, 26 de septiembre de 2009

Pequeñeces...(sin albur)


Había una vez una princesa y un hombrecillo pequeñito. La princesa se enamoró perdidamente del hombrecillo y le daba todo su amor y atención a cada momento. Con cada cosa que la princesa hacía por el hombrecillo éste crecía un poco más. Al principio el hombrecillo se sentía agradecido y bendecido por el amor de la princesa. Sin embargo, cuando el hombrecillo llegó a tener el mismo tamaño que la princesa, éste empezó a comportarse como un asno. La ignoraba y la veía sólo cuando el tenía ganas (de verla, no piense mal que este es un cuento de hadas).

Un día, mientras la princesa lloraba en su torre junto a la ventana vio que una mariposa gigantezca se posaba junto a ella. La princesa y la mariposa se miraron la una a la otra hasta que la princesa pudo articular, "Vaya, si que eres una mariposa grande. ¿Cómo lograste tener ese gran tamaño?" La mariposa la miró de arriba abajo y le dijo, "¡Pero si eres tú la que es muy pequeña!" La mariposa se fue, dejando a la princesa mirándose a sí misma. Fue entonces que entendió, no era su gran amor el que había hecho crecer al hombrecillo sino las gandalladas del hombrecillo las que la habían minimizado.

La princesa decidió no volver a ver al hombrecillo y poco a poco fue recuperando su tamaño normal.

En realidad ya no sabemos que pasó con el hombrecillo, y como seguramente a usted tampoco le importa saberlo sólo diremos que...se fue a vivir muy lejos (ahi por la Chingada)

-FIN-

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Fantasma

Cerró la ventana y apagó todas las luces. Se sentó al centro del tapete, justo en medio de la sala. Tomó una vela aromática que había dejado...