lunes, 7 de septiembre de 2009

La ciudad de las mil caras


Nunca dejará de fascinarme esta ciudad en la que me ha tocado habitar. Me parece que todos sus habitantes llevamos una relación de amor-odio con ella.

Hoy me encontré con un libro que me regalaron. Es simplemente una joya. Se llama "Ciudad de México. Crónica de sus delegaciones". En realidad cualquier otro día lo habría vuelto a poner en su lugar del librero sin hojearlo, pero justo hoy estaba pensando en esta ciudad y en sus mil caras. Me maravilla observar a mi alrededor. Me gusta ver los rostros de sus habitantes, ver los colores que ofrece cada esquina. Cada delegación tiene sus propios colores y un ambiente peculiar. El DF y su hermano siamés (Estado de México) pueden enloquecer o enamorar a cualquiera.

Hoy empecé el día en Polanco. Ese lugar me resulta tan irreal. Es como ver através de un aparador, mirar sin tocar. Muchos se quejan del microbusero gandalla, en Polanco uno se queja de la señora encopetada que te echa su minivan sin el menor reparo (ni quien se atreva a darle un golpe a su BMW modelo housewife) Por al´guna razón casi todos son güeros y nadie se salva del pintorezco franelero que quiere cobrar como si fuera valet parking.

Después tuve que ir a Ecatepec. Una historia muy distinta por allá. La Avenida Central es una trampa mortal para el automovilista. No importa cuantas veces tapen los baches, siempre aparecen de nuevo. Por allá las cosas se ven más crudas, la gente anda menos acicalada y definitivamente las calles están menos limpias. Sin embargo, se ve todo más real. Me sentí como si hubiera ido de una película de Disney a una de Mauricio Garcés (por aquello de la fotografía)

Es interesante saber que en muchas ocasiones, el cruzar una calle nos trae estos dos mundos que chocan y aún así son el mismo (como en Cuajimalpa) A veces cuesta trabajo creer que el señor del Mercedez que vive en Bosques de las Lomas y la señora que vende chicles y vive en la zona de barrancas de Alvaro Obregón comparten el mismo gentilicio.

No hay comentarios:

Fantasma

Cerró la ventana y apagó todas las luces. Se sentó al centro del tapete, justo en medio de la sala. Tomó una vela aromática que había dejado...