
En lo personal yo odio cuando me cambian los planes de manera arbitraria. Sin razones ni consulta, simplemente se decide no seguir adelante sin tomar en cuenta al otro. No es que no disfrute de la espontaneidad de una decisión tomada al momento, pero me pone de pésimo humor reservar tiempo o energía para algo que no se llevará a cabo.
Sin embargo, uno debe de apreder de experiencias anteriores, y darle a cada quien la seriedad que se merece. Así que hoy me envuelvo en mi cobija multicolor, me instalo en pijama en el sillón y pongo un par de episodios de los Simpsons en la tele mientras le rasco la panza al gato.
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