domingo, 5 de julio de 2009

El dolor y el miedo


Los seres humanos nos doblegamos ante el dolor. Tratamos de evitarlo a toda costa, le tenemos terror. Hacemos muchas cosas con tal de evitarlo, ya sea físico o emocional. Siempre resulta ser la manera de manipular más sencilla: amenazar con causar dolor.


A veces el dolor puede resultar insoportable, pero muchas veces es inevitable. Escondernos, fingir que no lo sentimos sólo prolonga la agonía. Esconder las heridas sin limpiar debajo de las vendas no hace que cicatricen.


Hoy descubrí que hay que pararse justo frente al dolor y mantener la frente en alto, aún cuando el miedo te hace temblar. Morir de dolor con dignidad sabiendo que se puede regresar de entre los muertos. Gritarle de frente, llorar hasta el pecho duela y sacar todas esas cosas que nos pudren por dentro. En especial todas esas que no son nuestras, que decidimos cargar pero que no tenemos por que.


No es que no se tenga miedo, no es que no se sienta dolor, simplemente es decidirse a caminar directo a la tormenta, si es que no nos queda de otra y salir lo mejor librado que se pueda. No hay más.

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Fantasma

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