
Soledad Castillo era una mujer fuerte y muy valiente. Algunos dicen que era "caraja". Cada que escucho historias de ella me agrada más. Me gusta saber que nunca quiso "aguantar" a ningún hombre, prefirió estar sola y trabajar para salir adelante. Me gusta escuchar las historias de la ciudad en la que ella vivió, cuando La Viga era un canal de agua cristalina y podías cortar nabos en la orilla. Me sorprende saber que era huérfana y que fue maltratada toda su niñez.
Recuerdo muy bien su recámara. Me gustaba entrar y ver lo que tenía. Tenía un sillón-mecedora y clavado en una orilla tenía un cuchillo, el cual usaba para pelar manzanas y comerlas mientras veía la televisión (la recuerdo viendo "Siempre en Domingo"). También tenía una taza enorme, era blanca con bolitas cafés y naranjas. Tenía en su tocador una bailarina de hawaiano a la que le dabas cuerda y meneaba la cadera. Tenía una alhajera llena de aretes de plata enormes. Siempre usaba un suéter naranja y vestidos cafés.
Recuerdo ver a mi abuelita haciéndose cada vez más viejita. La recuerdo lavando su patio. Después se enfermó y olvidó muchas cosas. Ya no recordaba nuestros nombres y solía gritar con desesperación que taparan el pozo para que no se cayera el niño.
Como me gustaría que supiera que siempre la recuerdo, y que en mi casa tengo su foto en un portarretrato a la vista. Me gustaría que supiera que me parece una mujer admirable y que siempre me acuerdo de sus dichos y de sus gustos. Ojala que a donde se haya ido mi abuelita, ya no esté sola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario