
A mi me daba miedo ir al super que está a unas cuadras de mi casa después de las 9pm. Por azares del destino conseguí un buen trabajo free lance que me ha llevado a rebasar mis límites por mucho. He conocido lejanos y extraños reinos vecinos como Ojo de agua, Coacalco, Tultitlán y Villa Nicolás Romero. Esto para muchos no parece nada extraordinario, pero para mi ir sola hasta esos lugares ha sido un salto gigantezco, cual paso sobre la luna.
Hay un mundo muy distinto, lleno de escenas que no me esperaba ver. El metro a las 5.15am es una dimensión diferente, la cara de las personas, el ritmo de la ciudad. Si alguien me hubiera dicho a mi, después de perderme de Altavista a San Jerónimo, que yo sería capaz de llegar a un paradero de camiones a las 6am completamente sola, treparme a un camión desconocido y llegar a un pueblo lejano para después vagar por las calles con mi guía roji jamás, jamás lo habría creído.
Como un extra para este trabajo tengo mucho tiempo para pensar en muchas cosas en los laaaargos trayectos que recorro. Tengo tiempo suficiente para reflexionar y meditar muchas situaciones de esas que si se acumulan crean caos. Es como renovarse todos los días y darse un respiro de la fastidiosa rutina, porque a pesar de que voy muy lejos, nunca voy al mismo lugar. Siempre conozco gente diferente que piensa de maneras similares y a la vez muy distintas, lo cual resulta bastante gratificante. Tambien hay tiempo para leer. Cargar el ipod de música nueva e irla escuchando en el camino. Mi concepto sobre cerca y lejos nunca volverá a ser el mismo.
Es interesante descubrir poco a poco que esas cosas para las que uno se consideraba incapaz en verdad no son tan difíciles. Es interesante como las limitaciones caen como piezas de dominó una vez que nos hemos puesto a prueba. Es curioso como dominar un miedo hace que dominar los otros sea mucho más sencillo.