El que huye de sus problemas y los evade eternamente, aquel que corre despavorido a la primer punzada de dolor, el que abandona y jamás puede decir las cosas a la cara, ese que esconde la cabeza bajo la tierra hasta que pase el temblor no se me merece mi respeto.
Como si se jugase a las escondidillas con uno mismo, todo el ritual carece de sentido. Aparecer de pronto y desaparecer como jugando al peekaboo. Toda la situación amerita un buen bostezo y después voltear la mirada a otro lugar quizás más interesante.
martes, 13 de julio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Fantasma
Cerró la ventana y apagó todas las luces. Se sentó al centro del tapete, justo en medio de la sala. Tomó una vela aromática que había dejado...
-
Todos en algún momento hemos conocido a una bitch en la oficina. La mujercilla que se sienta a calentar una silla y meter cizaña al por mayo...
-
Voy por el mundo terriblemente preocupada por lo que los demás puedan ver, y despisto proclamando que poco me interesan sus ojos. Pero a dia...
-
Uno se marea de una manera inexplicable y entonces ya no se puede sentir un brazo, y de pronto las piernas no tienen fuerzas y uno simplemen...
No hay comentarios:
Publicar un comentario