Hoy le dije adiós al dolor permanente que guardaba en uno de esos rincones del cerebro. Decidí ponerle fin en verdad a ese dolor punzante de todos lo días, que al volverse rutinario, a veces nos hace pensar que ya no está. Algunos insisten en que el tiempo cura todo; nos hacen pensar que el motivo por el cual seguimos sintiendo dolor y tristeza es nuestra arraigada inmadurez.
Tiempo, distancia y paciencia, eso si lo cura todo. Dejar de jugar a que no pasa nada. Tomar el toro por los cuernos, poner los puntos sobre las ies. Arrancar el problema de raíz. Dejar de tomarse el pelo a uno mismo.
Decir adiós nunca será fácil, pero no hay nada más liberador. Es levar anclas y echárse a la mar.
domingo, 4 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Fantasma
Cerró la ventana y apagó todas las luces. Se sentó al centro del tapete, justo en medio de la sala. Tomó una vela aromática que había dejado...

-
Yo sé que seguramente le tomó más de un minuto leer el título. A mi me costó varios minutos decirlo y luego dictármelo lentamente (aun ahora...
-
Todos en algún momento hemos conocido a una bitch en la oficina. La mujercilla que se sienta a calentar una silla y meter cizaña al por mayo...
-
Hoy cumplo 27 años. No son muchos ni son pocos, supongo que depende de que lado los quiera ver uno. Cada que cumplo años es como tocar base,...
No hay comentarios:
Publicar un comentario