domingo, 11 de abril de 2010

El monstruo que nunca muere

Durante años y años perseguí el sueño máximo que cualquier persona en mi condición ambicionaría más que nada: salir de la casa paterna. No me importó mucho si tuve que dejar una cosa o dos en el camino, como la música por ejemplo, con tal de salir de aquel infierno.

Uno no puede evitar recordar todo eso de vez en cuando, por más que uno crece y se fortalece siempre hay un dolor punzante muy dentro. Un dolor que se formó durante años de guerra civil en la casa. No eran las típicas peleas bobas del adolescente que quiere irse de fiesta y no puede, o del niño berrinchudo que quiere comer muchos dulces. Para mi fue la guerra más dura y larga. 26 años de dolor constante e inestabilidad. 

Hoy escuchaba una canción de Christina Aguilera que se llama "I'm OK" y no pude evitar recordar y traer de nuevo miles de recuerdos dolorosos. Fue como si esa canción la hubiera escrito yo misma. La intensidad de su voz vibró en la inmensidad de mi dolor y soledad. Me hizo recordar porque dicen mis amigos que soy muy fuerte, me hizo recordar porque algunos familiares creen que soy muy fría. Me hizo recordar porque me encerré durante años en mi recámara a leer, dibujar, escribir y cantar. Me hizo recordar porque cuando visito a mi mamá no me gusta subir a saludar al monstruo que vive en su recámara postrado en una cama. Me hizo recordar porque preferiría no volverle a ver nunca más.

También piensa uno en los millones de personas atrapadas en la violencia doméstica. Uno piensa que tuve suerte al escapar finalmente de aquello, mientras que hay quienes viven en un espiral eterno de desesperanza y tristeza. Piensa uno en lo simple y poco dañino que fue su caso al compararlo con otras historias de terror que se cuentan por todos lados. Se va perdiendo la fé en el mundo. ¿Por qué hay tanto dolor en las familias?¿Por qué hay tantos secretos dolorosos enterrados en cada casa?

Mirar el pasado es doloroso, pero también me da esta sensación de alivio y paz inigualable. Cierto es que seguramente tengo daños severos que tardaran en sanar, pero nadie puede quitarme esta victoria. Nadie me quita esta sensación que tengo ahora al llegar MI casa, cuando cierro la puerta y me siento segura. Cuando me voy a la cama sabiendo que nadie va a gritar durante la noche. Quizás son muchos los escombros que llevo dentro, pero la esperanza que me da el saber que todo ese dolor es añejo y algún día se desvanecerá me causa una sensación indescriptible. Como si la mujer en llamas cayera al mar.

I'm Ok: http://www.youtube.com/watch?v=quAFmNvk_Zs

domingo, 4 de abril de 2010

Bye Bye Birdie

Hoy le dije adiós al dolor permanente que guardaba en uno de esos rincones del cerebro. Decidí ponerle fin en verdad a ese dolor punzante de todos lo días, que al volverse rutinario, a veces nos hace pensar que ya no está. Algunos insisten en que el tiempo cura todo; nos hacen pensar que el motivo por el cual seguimos sintiendo dolor y tristeza es nuestra arraigada inmadurez.
Tiempo, distancia y paciencia, eso si lo cura todo. Dejar de jugar a que no pasa nada. Tomar el toro por los cuernos, poner los puntos sobre las ies. Arrancar el problema de raíz. Dejar de tomarse el pelo a uno mismo.
Decir adiós nunca será fácil, pero no hay nada más liberador. Es levar anclas y echárse a la mar.

Fantasma

Cerró la ventana y apagó todas las luces. Se sentó al centro del tapete, justo en medio de la sala. Tomó una vela aromática que había dejado...