jueves, 27 de noviembre de 2008

La responsabilidad de cuidarse a uno mismo

Libertad significa responsabilidad; por eso le tienen tanto miedo la mayoría de los hombres.

Cuando uno vive en guerra constante resulta una experiencia extraña de pronto verse en total y absoluta paz. El reposo genera algo de miedo, aunque tal vez sólo es un poco de incertidumbre ante algo desconocido. Dejar las armas es una experiencia liberadora y aterradora a la vez, porque a veces no se conoce otra manera de relacionarse con el mundo.

Decidir dar el paso de estar solo es difícil pero hay decisiones que no deben postergarse. Uno debe de llenarse de valor y saltar del barco. Siempre habrá incertidumbre porque nadie puede asegurar que saldrá a flote o que las aguas estarán tranquilas, pero se tiene más por ganar que por perder.


Saber que quien cuida de uno es uno mismo a veces provoca una sensación de soledad, quizás algo de desamparo, pero la gama de posibilidades que eso trae es infinita. Al fin uno es dueño de su propio destino. Si se hunde será cosa suya, y si le va de maravilla también. Uno puede hacer lo que quiera, vivir bajo su propia ley. Ya no más vivir bajo el estilo de otras personas ni en el infierno de nadie más. Supongo que los presos experiementan una sensación similar cuando son liberados. Seguramente anhelan ser libres, pero al momento de poner los pies fuera de la cárcel deben experimentar miedo mezclado con esperanza.


domingo, 16 de noviembre de 2008

It's the end of the world as we know it


...el mundo se va a acabar, el mundo se va a acabar, si un día me has de querer
te debes apresurar...

Si por casualidad prende usted la tele a la hora de las noticias, sin importar que televisora sea usted encontrará siempre dos notas en común: a México lo envuelve una ola de violencia "nunca antes vista", al mundo en general se los come una crisis económica mundial. Si a esto le suma usted el calentamiento global, la contaminación (que van junto con pegado), las inundaciones, la falta de agua, los avionazos sobre Reforma, las guerras, los secuestros, los divorcios de las celebridades que deciden el destino de nuestra estabilidad emocional...bueno, al parecer ya no nos queda más futuro que ambicionar. Quizás debamos empezar a comprar latas de atún,

galletas y agua embotellada para tenerlas ocultas en una pared secreta, además de empezar a construir alguna esprecie de refugio alejado de las ciudades, ya sabe, por aquello de que cuando las cosas se pongan color de hormiga el sonido de una lata de atún que se abre podría atraer a más de uno ansioso por robarle su comida a costa de lo que sea.


Hace poco escuché a una mujer hablando sobre sus más profundos temores, y lo que le relato arriba no es tan descabellado pues hay gente que lo está haciendo y que espera el colapso de la tierra para el año 2012.


La verdad no se ve que haya mucho futuro, o al menos no se ve que vaya a ser muy brillante, la verdad es que el mundo está envuelto por una sensación de decadencia, pareciera que hay pocas soluciones y que hay pocas personas dispuestas a poner manos a la obra. Así que vaya empezando a cumplir las cosas que ha escrito en su lista de "cosas que debo hacer en mi vida" (y si no tiene una, podría ser buen momento para escribir una) porque al parecer nos aproximamos al fin del mundo tal y como lo conocemos. Quizás seguiremos sobre el planeta, sufriendo una serie de penurias, lo único que parece cierto es que estamos por vivir tiempos nuevos y diferentes, y quien sabe si podamos regresar a lo que conocíamos.


Yo aun no empiezo a juntar latas de atún, ni tengo una finca en medio del desierto donde pueda vivir en paz, ni estoy presta a repoblar la tierra si es necesario, pero me esfuerzo por no unirme a la sensación global de fin de los tiempo. Prefiero ponerme la chamarra y salir a disfrutar del otoño y del crujir de las ojas secas. ¿Será que estoy en fase de negación o en simple aceptación? Pues quien sabe, ¿en qué fase está usted?


De dientes para afuera





Fool me once, shame on you. Fool me twice, shame on me.

¡Ah, el discurso! Es hermoso y conmovedor, sin olvidar todas las promesas que usualmente le dan más empuje, el tono solemne, la música de Disney de fondo...pero la mayoría de los discursos se dicen de dientes para afuera. A veces uno tiene la necesidad de creer en algo, la ilusión de haber encontrado una tabla salvadora en medio de la tormenta. Con el discurso debe uno ser muy cuidadoso, porque nos enreda e ilusiona. Alguna vez escuché que sólo la ilusión trae desilusión, y desde hace un tiempo esa frase me parece súmamente cierta. No generalizo, también dicen por ahi que cada quien habla como le va en la feria, y por lo que usted ha podido leer, pues no siempre me va muy bien.

Aún así me niego a creer que todas las cosas que me dicen son falsas. Me gusta pensar que uno de cada diez discursos es cierto. No puede uno meter a toda la gente en el mismo saco, pero creo que regresar al saco de "confiable" a los que ya habíamos sacado resulta bobo. También creo en las segundas oportunidades, pero quizás no deban concederse cual turno de carnisalchichonería, a todo aquel que busca de una. Tal vez se necesite de un proceso más refinado.

He decidido no tomarlo personal esta vez y no sorprenderme, porque no puedo esperar que alguien vaya contra su naturaleza. Voy a hacer lo que nunca, y voy a ocuparme de mis cosas sin preocuparme por manías ajenas. Al final que cada quien cargue con su maleta y resuelva sus asuntos.

Extrañamente la sensación no es de tristeza, ni sorpresa. La verdad es que no pude evitar reírme, un tanto de mi misma. Pero no me toca cargar con esto, porque no me pertenece. Como sea, al fin estoy aprendiendo a dejar ir, tal como se hace con las olas del mar.

Fantasma

Cerró la ventana y apagó todas las luces. Se sentó al centro del tapete, justo en medio de la sala. Tomó una vela aromática que había dejado...