sábado, 26 de julio de 2008

Sobre el balance y el síndrome del niño que patea el castillo de arena.


El balance es un elemento fundamental nos guste reconocerlo o no. Déjeme explicarle porqué. Para construir algo necesitamos de un terreno firme, simplemente para caminar se necesita de un terreno firme. Con balance no me refiero a estacionarse en un punto cómodo en la vida, entiéndase, no espero que se consiga un empleo que le asegure el futuro o por lo menos el sustento para tener estabilidad, nada hay de eso. Es algo que va más allá, se trata de superar obstaculos y limitaciones personales, se trata de dejar de sabotearnos todos los días, se trata de ser honesto con uno mismo y obtener equilibrio mental, tener un balance entre lo que hay afuera y lo que hay adentro, pero ojalá fuera tan fácil como decidir pisar tierra firme.


Estimado lector, cuando llegue alguno de esos personajes descritos por el señor R.L.Stevenson a importunar su balance mándelo de regreso por donde vino porque usted no tiene la culpa de que el susodicho no quiera cambiar. Ese tipo de personajes estan bien en un lugar: lejos muy lejos. Estas personas poseen un gusto por patear los castillos de arena de los demás, se jactan de honestos para escudar su poca capacidad regenerativa y control mental. Dirán que saben lo que hacen y que son "netos" porque defienden su forma de ser.

Defienda su castillo de arena, no permita que lo vengan a patear.


viernes, 11 de julio de 2008

Pisa y corre.

Querido Rigoberto:

Me hubiera gustado verte a los ojos una vez más, pero tu no lo has permitido. Hacía mucho tiempo que no jugaba a las escondidillas y quisiera agradecerte por permitirme jugar una vez más. Antes que cualquier otra cosa suceda quisiera decirte que has sido una persona importante en mi vida y que aprendí mucho de tí, pero me resulta evidente que la decisión de expulsarme ha sido tomada y yo nada puedo hacer.

Algunas veces los caminos se separan y debemos de aprender cuando es momento de retirarnos. Quisiera decir que si me hubieras dejado habría llegado más lejos, lo sabes, pero ya no deseo hacerlo, ya tuve suficiente.

Ya no puedo seguir leyendo entre líneas porque no estás, pero a pesar de todo las cosas van a estar mejor. Se me ha roto el corazón y no esperaba que fueras tu algún día el causante, pero ya ves que uno nunca sabe. Todo lo que necesito quizas está en otra parte. Cada vez que escuche el radio mi cabeza dará vueltas y recordará.

Cuidate mucho Rigoberto, y no te preocupes que ya no espero en la puerta para verte llegar. Sé que te fuiste y que no quieres saber de mi nada más. Te escribo para despedirme y dejarte un sutil beso en la frente.

Te quiere:

Lucrecia.

jueves, 10 de julio de 2008

Don't worry, be happy...


Hay algo que detesto casi más que cualquier otra cosa. Es estar en mi cama tranquila y despertar en medio de gritos y/o majaderías. No soporto despertar con taquicardia y sin saber que diablos pasa ahora.

Hay personas que tienen la inteligencia de un pedazo de excremento. Que jamás y bajo ninuna circunstancia sacan a relucir su sentido común. Nunca intentan verle otro lado a la moneda. Son brutos y las soluciones a sus problemas siempre son tonterías que se les ocurren en el momento.

Escribo esta entrada porque hoy no encuentro otra manera de quitarme este mal sabor de boca con el que fui despertada. Deseo tener la oportunidad de despertar en un lugar donde la gente no arregle todo con la mentalidad de un cavernícola y la boca de un marinero ebrio. Odio despertar de malas y asustada. Lo único con lo que podría concluir este escrito a tan tempranisimas horas de la mañana es que seguramente no podremos cambiar a la gente que acabo de describir, pero siempre existe la oportunidad de alejarnos. Y en eso estoy.

Muy buenos días.

Fantasma

Cerró la ventana y apagó todas las luces. Se sentó al centro del tapete, justo en medio de la sala. Tomó una vela aromática que había dejado...